Compartir sentimientos con el mundo es señal de resiliencia, sea bueno o malo. Nos
permite ser comprendidos o incomprendidos dependiendo de quien sea el intérprete.

Buscar contar nuestra historia a través de nuestra ropa, darnos a conocer y que
sepan que estamos aquí. Nada ha sido fácil y eso solo lo sabemos todos.
Porque la verdad la construimos entre todos y reconocerlo es el punto final.